Cómo aumentar el número de huevos comercializables

En cierto momento hubo una previsión de alcanzar la cifra de 500 huevos comercializables, en 100 semanas, por gallina, lo cual se convirtió en realidad para el avicultor holandés, Simon van Loon. Ello se debía a un buen manejo, a no comenzar la producción de forma muy precoz y a utilizar gallinas dóciles para evitar el picaje. El consumo selectivo también se evitaba, asegurándose que el sistema de alimentación estuviera vacío al menos durante una hora por día. Actualmente, la mejor forma de incrementar el número de huevos producidos es aumentando la duración del ciclo de postura. Los ciclos más prolongados pueden ayudar a reducir los costos y aumentar la producción de huevos, sin necesidad de un periodo de muda forzada.

Sin embargo, los ciclos más largos también pueden acarrear efectos colaterales negativos, como, por ejemplo, menor índice de puesta y de absorción de calcio, fracturas óseas, mayor variación en la coloración marrón de la cáscara, huevos más grandes con menor porcentaje de cáscara y una peor calidad de la cáscara. La absorción de calcio disminuye con la edad del animal, y una absorción intestinal reducida, además de un aumento en el tamaño del huevo, pueden también llevar una reducción en la calidad de la cáscara.

El estatus de vitamina D también disminuye a medida que avanza la edad del animal, lo cual lleva a una reducción en la resistencia de la cáscara, con el consiguiente aumento en el número de cáscaras agrietadas y blandas. Otros efectos colaterales de los ciclos prolongados incluyen: picaje de plumas y canibalismo, aumento de mortalidad y sobrepeso de los planteles, con alta deposición de grasa abdominal.

Son tres las principales áreas de foco para que se logre asegurar mayor calidad de cascara: los huesos, el hígado y el intestino.

Huesos

La estructura ósea de la gallina cambia a lo largo del tiempo. A partir de la puesta del primer huevo, tanto los huesos trabeculares como los huesos corticales sufren reabsorción, lo cual aumenta el riesgo de osteoporosis y fracturas. La formación del hueso cortical es crítica en el periodo de cría, especialmente en las primeras 6 semanas, pero los huesos continúan su calcificación durante el resto del periodo de cría. El hueso medular aporta entre el 35% y el 40% del calcio para la formación de la cáscara. Es importante que se alcance el consumo correcto de alimento balanceado al inicio de la producción, ya que, de lo contrario, se puede ver afectada de forma adversa tanto la calidad de la cáscara, como la integridad del esqueleto durante el resto de la vida del plantel. También es importante estimular el consumo de agua y el aumento de consumo de alimento balanceado.

Hígado

Las ponedoras y reproductoras suelen presentar el síndrome de hígado graso. Ello ocurre cuando se acumula una cantidad excesiva de grasa en las células hepáticas, que lleva a la pérdida de su función. El hígado se daña y queda blando, más propenso a sangrar. Eso significa que la gallina es incapaz de transferir lipoproteína a la yema del huevo y se reduce la capacidad del hígado para hidroxilar la vitamina D3 de la dieta a su forma activa, o sea, 25-OH-D3. Esto puede llevar a una disminución del consumo de alimento balanceado y de la producción de huevos, así como también, al aumento en la movilización de los huesos, con el correspondiente daño óseo. Es importante mantener el hígado sano durante un ciclo más prolongado. Ello puede lograrse mediante el uso de nutrientes y vitaminas, como la colina, betaína, vitamina E y B12, selenio y Hy-D® (25-OH-D3). Se logra también suministrando una cantidad mínima de lípidos de alta calidad como fuente de energía.

Evitar aves obesas mediante el control del consumo de energía también ayuda a evitar el hígado graso, las cáscaras de huevo frágiles y el daño óseo.

Intestino

La salud del intestino redunda en una microflora equilibrada, lo cual se puede lograr de diferentes formas. La fibra de la dieta promueve el desarrollo de la molleja y del tracto digestivo del animal. La molleja también se desarrolla con el uso de calcio grueso y grit insoluble. Los eubióticos ayudan a equilibrar la flora intestinal, y las enzimas del alimento juegan un rol en la disminución de la viscosidad y promueven mayor digestibilidad y huevos limpios. El uso de fibra en el alimento balanceado también puede reducir la mortalidad. Por ejemplo, una mayor cantidad de fibras insolubles puede reducir el picaje de plumas y la mortalidad asociada, tanto en la fase de cría como en la puesta. Puede también aumentar la saciedad, que retrasa el daño al plumaje y aumenta el tiempo utilizado para consumo del alimento. La flora intestinal normalmente produce ácidos grasos de cadena corta, como el butirato. Esto mejora el crecimiento de las vellosidades, el crecimiento epitelial y el metabolismo. También apoya la función hepática y mejora la calidad de la cáscara del huevo en el caso de ponedoras de más edad.

Es sabido que, si se cuida bien el esqueleto de las aves y la función hepática e intestinal, prestándole atención adecuada a la nutrición con micronutrientes, se garantiza un ciclo de puesta largo y productivo, con lo cual se obtiene una producción más sustentable de huevos y mayor creación de valor para el productor.

Recomendaciones

El desarrollo de las pollitas es crucial para tener una buena una gallina ponedora. Un buen desarrollo de los huesos estructurales y medulares, en el periodo previo a la puesta, es elemento clave para un ciclo de puesta más prolongado, junto con una buena función hepática e intestinal a lo largo de la vida de las aves. Ello se logra suministrando niveles adecuados de nutrición con micronutrientes, durante el periodo de desarrollo del animal y el periodo de puesta. El foco debe estar en los niveles correctos de fósforo, calcio y vitamina D3, especialmente en la forma activa y más biodisponible de esta vitamina, o sea, en su forma 25-hidroxi-D3.