Balancius®
Juntos, dsm-firmenich y Novozymes crearon Balancius®, el primer y único ingrediente nutricional diseñado para liberar el potencial oculto en la funcionalidad gastrointestinal.
La coccidiosis aviar es una de las enfermedades más frecuentes en el mundo. Genera pérdidas económicas debido a la mortalidad, el menor peso corporal y los gastos relacionados con el control preventivo y terapéutico, mientras que también predispone a las aves a la enteritis necrótica. Las pérdidas anuales en todo el mundo se han estimado en más de US$ 3.000 millones debido a la coccidiosis en pollos y otras especies de aves.
Figura 1: El ciclo de vida de Eimeria La Eimeria causa coccidiosis en pollos y otras especies de aves.
La coccidiosis está causada por parásitos protozoarios del género Eimeria. Estos son parásitos intracelulares obligados con ciclos de vida complejos, que incluyen fases sexuales y asexuales. En aves, la Eimeria afecta el intestino dejándolo propenso a otras enfermedades (enteritis necrótica) y reduciendo su capacidad para absorber los nutrientes.
Las prácticas modernas de producción avícola facilitan la transmisión de esta enfermedad en los galpones. Entre los galpones, la enfermedad se transmite a través de portadores mecánicos, como insectos y aves silvestres. Mientras que las aves silvestres pueden transportar mecánicamente los huevos de Eimeria (ooquistes), estos parásitos son específicos de cada anfitrión y, por lo tanto, las aves silvestres no sirven como un reservorio biológico.
El ciclo de vida de la Eimeria comienza con la ingesta de ooquistes maduros. Cada ooquiste infectado está formado por cuatro esporoquistes y, a su vez, cada esporoquiste contiene dos esporozoítos. Las sales biliares y la quimotripsina estimulan la liberación de esporozoítos de los ooquistes. Una vez liberados, los esporozoítos invaden las células intestinales, comenzando así la etapa de desarrollo asexual denominado esquizogonia. Después de una cantidad variable de ciclos asexuales, se forman gametos y comienza la etapa sexual del desarrollo (gamogonia). La fase sexual finaliza con la producción y liberación de ooquistes en la cavidad del intestino. Una vez en ese medio, los ooquistes deben esporular para convertirse en infecciosos. El proceso de esporulación suele tomar entre 2 y 3 días, según las condiciones del medio (Waldenstedt et al., 2001).
En general, la buena inmunidad natural se genera después de las infecciones por Eimeria en las aves de producción y, por este motivo, la coccidiosis suele ser una enfermedad que afecta a los animales jóvenes. Sin embargo, la inmunidad alcanzada es específica para cada una de las especies de Eimeria y no sirve como protección cruzada ante las diferentes especies (con la excepción de alguna protección cruzada entre E. maxima y E. brunetti). Aún más, la protección cruzada entre cepas de las mismas especies suele ser parcial (Long, 1974). Esto representa una inquietud práctica para la selección y el uso de vacunas elaboradas con parásitos vivos contra Eimeria en diferentes ubicaciones geográficas.
Las características de las lesiones dependerán de las especies de Eimeria que afectan el intestino. Los datos de diagnóstico importantes para determinar qué especie de Eimeria está afectando una parvada en particular incluyen lo siguiente:
Especies más frecuentes de Eimeria para las aves de producción:
Esta especie de Eimeria se distribuye ampliamente en la producción avícola comercial. La mortalidad puede ser consecuencia de infecciones graves, pero a menudo una reducción en el aumento de peso y la pigmentación de la piel (debido a una reducción en la absorción intestinal) son las características más predominantes de Eimeria acervulina.
Las lesiones causadas por Eimeria acervulina se ubican en el intestino delgado. En las infecciones leves, las lesiones suelen concentrarse en el duodeno, pero en las infecciones severas, las lesiones pueden extenderse más allá del duodeno hacia el resto del intestino delgado.
Las lesiones se pueden observar desde la superficie serosa del intestino como placas blancas que tienden a disponerse de manera tal que forman estriaciones transversales del duodeno. La mucosa intestinal se puede engrosar y cubrir con un líquido transparente.
Denominado así debido al gran tamaño de sus ooquistes, Eimeria maxima es moderadamente patogénica. Ocasiona pérdida del peso corporal y disminuye la pigmentación de la piel debido a la absorción reducida de pigmentos originada por el daño intestinal.
Las aves pueden adquirir un aspecto demacrado debido a la ingesta reducida de alimento, acompañada por la mala absorción de nutrientes. Se pueden producir algunas muertes en los casos graves.
Eimeria maxima coloniza preferentemente la parte media del intestino delgado, pero en los casos graves, las lesiones pueden cubrir todo el intestino delgado. La cavidad del intestino puede contener mucosa naranja y sangre, y en infecciones graves, la mucosa se puede ver seriamente dañada.
Esta especie de Eimeria puede inducir una conversión deficiente del alimento, pérdida en el aumento de peso y mortalidad moderada en infecciones graves. En los casos graves, las heces pueden estar teñidas con sangre.
Eimeria brunetti se ubica preferentemente en el íleo, pero en los casos graves, las lesiones se extienden hasta el intestino grueso y las partes superiores del intestino delgado.
Las infecciones leves están caracterizadas por un engrosamiento de la mucosa intestinal y la presencia de petequias en la parte inferior del intestino delgado.
En los casos graves, las vellosidades se pierden casi por completo y la mucosa del intestino delgado se puede dañar extremadamente y necrosar.
Esta especie de Eimeria es altamente patogénica en pollos y se suele observar en aves de 9 a 14 semanas de vida (McDouglas y Reid, 1991). La mortalidad, la pérdida de peso considerable y las heces con sangre y mucosidad son hallazgos frecuentes.
Eimeria necatrix produce lesiones en la parte media del intestino delgado. El intestino suele dilatarse y contraerse en algunos lugares con una apariencia de balón, y el íleo suele contener sangre, residuos de mucosidad y líquidos. Las lesiones se pueden observar desde la superficie serosa como puntos blancos y oscuros que se suelen describir como similar a la apariencia de sal y pimienta.
Esta especie de Eimeria es altamente patogénica para los pollos. E. tenella afecta principalmente el ciego causando lesiones impresionantes. Una tasa elevada de mortalidad, la pérdida de peso considerable y las heces con sangre son hallazgos frecuentes. La pérdida de peso considerable es habitual y, en comparación con las parvadas sanas, las afectadas no pueden compensar la pérdida de peso después de que se haya controlado la enfermedad.
E. tenella produce hemorragia en el ciego y está acompañada por la presencia de puntos blancos (esquizontes y ooquistes) que se pueden observar en la superficie serosa. Eimeria tenella penetra profundo en el tejido intestinal produciendo un importante daño en la mucosa y la capa muscular. La cavidad del ciego está llena de sangre coagulada y residuos de mucosidad necrótica.
Para los pavos, esta especie de Eimeria es muy patogénica. Puede causar la muerte y pérdida de peso considerable. Es posible que las heces estén teñidas de sangre y contengan mucosa.
Eimeria adenoeides suele afectar el ciego, pero las lesiones se podrían extender hasta las partes circundantes del intestino. En el intestino ciego se han encontrado edemas, distensión y relleno de material que se endurece dentro del núcleo caseoso luego de varios días de la infección inicial.
Eimeria meleagrimitis afecta la parte superior del intestino delgado, pero también puede afectar las regiones inferiores con infecciones graves. Menos patogénica que la E. adenoeides, la E. meleagrimitis es capaz de producir deshidratación, pérdida de peso y algunas muertes en los casos de infecciones graves.
El duodeno puede parecer congestionado y su cavidad estar llena de mucosidad y líquido. Las hemorragias no son frecuentes, aunque se pueden presentar.
Las micotoxinas en el alimento para aves, inclusive a niveles permitidos, empeoran la incidencia y gravedad de la coccidiosis en pollos, patos y pavos. Pueden facilitar una colonización de Eimeria en los intestinos. Los productores de aves que buscan reducir el impacto de la coccidiosis en sus parvadas deberían supervisar el alimento en busca de contaminación.
Se sabe que el deoxinivalenol y la fumonisina interfieren en varias funciones vitales de las células y alteran las células intestinales que actúan como barrera entre los patógenos y el organismo de las aves. Estos componentes celulares intestinales alterados pueden utilizarse como substrato de crecimiento para patógenos como Eimeria, Clostridium y Escherischia coli.
De este modo, estas micotoxinas desempeñan una función principal como ‘responsables de dejar una puerta abierta’ que favorece la colonización patógena a través de un anfitrión.
La puntuación de las lesiones en el ciego fue de 1,33 para los grupos de micotoxinas, frente a 0,42 para las aves alimentadas con dietas de control (Figura 1). La cantidad de ooquistes encontrada en el yeyuno fue tres veces mayor para las aves alimentadas con micotoxinas en comparación con el control. Del mismo modo, la cantidad de ooquistes registrada en las heces fue el 29 % más alta para el grupo de deoxinivalenol + fumonisinas y el 46 % más alta para el grupo de fumonisinas.
Estudios han demostrado que, inclusive en concentraciones de micotoxinas permitidas por las directrices europeas y estadounidenses (Tabla 1), el deoxinivalenol, las fumonisinas y una combinación de los dos pueden empeorar la incidencia y gravedad de la coccidiosis en aves de producción expuestas.
Los pollos alimentados con ingredientes contaminados con micotoxinas a niveles por debajo del nivel indicado por las directrices reguladoras en dietas de inicio y de crecimiento (Tabla 2) mostraron puntuaciones de lesiones considerablemente más altas, mayores cantidades de ooquistes tanto en el yeyuno como en el excremento, y recuentos más altos de linfocitos (glóbulos blancos).
En la producción avícola, se han utilizado varios antimicrobianos o antiprotozoarios durante décadas para tratar y prevenir la coccidiosis. Según el tipo de producción avícola, los enfoques para un control eficaz de la cocciodiosis son diferentes.
Métodos de prevención y tratamiento de la coccidiosis:
Debido al breve ciclo de vida de un ave de engorde, el programa de prevención de coccidiosis utilizado suele buscar eliminar por completo Eimeria del intestino usando coccidicidas que eliminan los parásitos. Esto genera una condición óptima del tracto intestinal, mejorando el peso corporal y reduciendo la conversión del alimento (McDougald y Reid, 1991).
Para los reproductores y las gallinas ponedoras generalmente se necesita otro enfoque. Debido al relativamente extenso ciclo de vida de estas aves, se busca desarrollar una inmunidad protectora. Para esto, se permite un grado de exposición mínimo a Eimeria.
Para alcanzar este objetivo, se utilizan coccidiostatos para detener el desarrollo de los parásitos en diferentes etapas del desarrollo, permitiendo un equilibrio favorable entre el daño intestinal y la exposición apropiada para el desarrollo de la inmunidad. Una vez que los coccidiostatos se eliminan de la dieta, los parásitos responsables de infectar pueden retomar su ciclo de vida produciendo manifestaciones clínicas de la enfermedad (McDougald y Reid, 1991).
Independientemente de los fármacos seleccionados para controlar y tratar la coccidiosis, es importante considerar que los parásitos Eimeria desarrollan resistencia a los fármacos. La resistencia se ve ampliamente favorecida si se utiliza la misma familia de antimicrobianos durante un largo tiempo en un área definida. La presión selectiva favorecerá a unos pocos parásitos en una población que sea resistente y, en algunos ciclos de crianza, aumentaría el tamaño de la población de los parásitos iniciales a cantidades capaces de inducir una enfermedad clínica en una parvada.
Una práctica habitual para resolver este problema de manera parcial es usar programas de ‘reparto’ anticoccidiales que utilizan la rotación entre los diferentes períodos de la vida del ave. Este método es una buena oportunidad para eliminar los parásitos que demostraron resistencia a un antimicrobiano simple. Una variación del mismo principio implica cambiar los coccidiostatos entre parvadas (Chapman, 2001).
Una gran proporción del daño inducido en la coccidiosis se puede atribuir a la pérdida de peso corporal. Parte de la pérdida de peso se puede explicar debido a la absorción subóptima de nutrientes en el intestino derivada de la destrucción epitelial durante y después de la infección por Eimeria.
Otro motivo de la pérdida de peso corporal puede deberse a la excesiva inflamación que se desarrolla en el tubo gastrointestinal. Los modelos experimentales de infecciones bacterianas han demostrado que el 41 % de la pérdida de peso corporal está causada por la inflamación inducida por el lipopolisacárido. En este modelo, el uso de PoultryStar® mitigó el 17 % de la depresión del crecimiento probablemente al disminuir la cantidad de nutrientes dirigidos al proceso inflamatorio y, de este modo, aumentando los recursos dirigidos a aumentar el peso corporal (Jiang et al., 2009).
El uso de vacunas con microbios vivos también es frecuente en los pollos de engorde y en los reproductores y las gallinas ponedoras. La estrategia de vacunación consiste ya sea en utilizar cepas precoces que experimentan solo unos pocos ciclos de replicación en el intestino aviar antes de eliminar los ooquistes, o bien en utilizar cepas atenuadas y dosis controladas que inducen menos daño al tracto intestinal que una cepa de campo (McDougald y Reid, 1991).
La vacunación puede inducir algunas disminuciones de peso corporal en comparación con grupos no vacunados que usan fármacos anticoccidiales (Chapman et al., 2002). De hecho, un ensayo de probióticos administrados con una vacuna contra Eimeria demostró que las aves que recibieron PoultryStar® presentaban mayor peso corporal que las aves que recibieron la vacuna sola. Asimismo, el tratamiento probiótico elevó el peso corporal a un nivel similar al alcanzado por el grupo de control que utilizó ionóforos para controlar la Eimeria (Klein et al., 2009).
Chapman, H.D. 2001. Use of anticoccidial drugs in broiler chickens in the USA: analysis for the years 1995 to 1999. Poult. Sci. 80:572-580.
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