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Cada vez hay más datos que demuestran que los antioxidantes benefician tanto a los seres humanos como a los animales. Son los encargados de gestionar el impacto de los radicales libres en el cuerpo.
Por lo tanto, la ingesta apropiada de antioxidantes es importante en el desarrollo de productos alimentarios funcionales para mascotas diseñados para etapas de la vida, estilos de vida o niveles de actividad específicos, y en la funcionalidad de productos alimentarios diseñados para atender aspectos específicos relacionados con la salud o el bienestar.
Los radicales libres son moléculas inestables con uno o más electrones impares. Se producen durante las reacciones normales del cuerpo, como la respuesta inmunitaria o la respiración celular aeróbica, debido al consumo incompleto de oxígeno. Los factores ambientales externos también tienen un impacto en la producción de radicales libres en el cuerpo (figura 1).
Los radicales libres dañan los lípidos celulares, las proteínas celulares, el ADN y las estructuras celulares fundamentales. El daño que causan los radicales libres está relacionado con la inflamación en el cuerpo, el desarrollo de algunas enfermedades y el envejecimiento.
Los antioxidantes ayudan a mantener el equilibrio oxidativo en el cuerpo. Están dispuestos a donar sus propios electrones a los radicales, lo cual rompe la reacción en cadena de proliferación de radicales libres. La parte negativa de cualquier antioxidante es que una vez que ha donado un electrón, se convierte a su vez en un radical que requiere que otro antioxidante lo recicle de vuelta a su forma beneficiosa. Un aporte efectivo de antioxidantes, por tanto, consiste en suministrar con la alimentación una serie de nutrientes antioxidantes complementarios para contribuir a su regeneración (figura 2).
La vitamina E soluble en grasa cumple varias funciones en el cuerpo. Es vital para la estabilización de los lípidos de las membranas celulares, la regulación de la expresión genética, además de tener propiedades antioxidantes que previenen la oxidación de los ácidos grasos. Se ha observado que la aportación de vitamina E alimentaria a perros (445 UI/kg alimento) y gatos (540 UI/kg alimento) favorece el nivel antioxidante general, como demuestra la reducida cantidad de alcanos en plasma. El total de alcanos es un indicador de preoxidación lipídica, que podría ser resultado de las reacciones oxidativas in vivo.
Los carotenoides capturan radicales y actúan como antioxidantes rompedores de cadena. También actúan mediante la formación de aductos radicales que, en sí mismos, son altamente estables y actúan para terminar con las reacciones de los radicales. Uno de los carotenoides con más beneficios conocidos para seres humanos y animales es el betacaroteno. Los efectos protectores del caroteno contra enfermedades infecciosas en humanos salieron a la luz por primera vez a principios de los años 30. Además de en las zanahorias, el betacaroteno se halla también en otras plantas, como en frutas de colores vivos y verduras de hoja verde, como las espinacas, el repollo y el brócoli. El betacaroteno es un potente antioxidante para los mamíferos.
La vitamina C es un antioxidante hidrosoluble y es el principal antioxidante hidrófilo del plasma. También desempeña un papel importante en la regeneración de la vitamina E oxidada. Los perros y los gatos tienen una capacidad limitada de sintetizar vitamina C en comparación con otras especies. Cualquier problema al que se sometiera el sistema podría hacer que el suministro de vitamina C procedente de esta síntesis resultara insuficiente. La clave de la nutrición antioxidante es mantener un equilibrio adecuado entre antioxidantes y prooxidantes. Se ha sugerido que cierta cantidad de vitamina C complementaria podría ser, por tanto, beneficiosa en determinadas circunstancias.
La vista, con frecuencia, se ve mermada con el envejecimiento animal. Se ha sugerido la existencia de un vínculo entre los procesos de oxidación lenticular, la formación de cataratas y la ingestión de antioxidantes en la postergación de la cataratogénesis relacionada con el envejecimiento. Por lo tanto, una nutrición antioxidante a lo largo de toda la vida podría ser beneficiosa para los ojos.
Los macrófagos y neutrófilos generan radicales libres, en una explosión oxidativa, cuando son estimulados como parte de la respuesta inmunitaria normal para matar patógenos bacterianos. Los niveles de ácido ascórbico en las células fagocíticas son elevados. El ácido ascórbico, junto con la vitamina E, puede ayudar a proteger estas células del daño oxidativo. Los neutrófilos de animales con carencia de vitamina E han demostrado contener cantidades superiores de lípidos peroxidados en la membrana.
Hay pruebas de que la complementación de gatos con vitamina E altera y mejora su sistema inmunitario. Se ha observado que un nivel de 225 mg/kg de vitamina E parece tener efectos beneficiosos en la función inmunitaria. En los perros, un estudio concluyó que un cóctel de antioxidantes con vitamina C, vitamina E, taurina, luteína, licopeno y betacaroteno mejoraba la actividad antioxidante total, reducía significativamente el daño tanto endógeno como exógeno en el ADN y mejoraba el rendimiento inmunitario. Otro estudio registró una respuesta inmunitaria óptima en gatos alimentados con 10 mg de betacaroteno al día, en especial humoral y celular.
Para permitir que el sistema inmunitario responda de forma óptima al estrés durante las primeras semanas de vida de un animal joven es esencial que la madre reciba una nutrición apropiada durante la gestación para fomentar la calidad del calostro, al igual que los cachorros durante el periodo neonatal inicial. En el caso de los cachorros de perro, una complementación alimentaria con un cóctel antioxidante (vitamina E en 500 UI/kg de materia seca (MS), vitamina C en 70 mg/kg MS, betacaroteno (0,4 mg/kg MS) y selenio (0,8 mg/kg MS)) generó una mejor respuesta inmunitaria a la vacunación. De forma similar, una complementación antioxidante de la alimentación de cachorros de gato con taurina, vitamina E, vitamina c, luteína, betacaroteno y licopeno fomentó una mayor respuesta inmunitaria humoral. Por eso, los antioxidantes desempeñan un papel importante en el fomento y desarrollo de un sistema inmunitario fuerte en los jóvenes.
Las mascotas adultas necesitan una nutrición óptima para favorecer el funcionamiento del sistema inmunitario y para afrontar los desafíos diarios de la vida a medida que envejecen, siguen estilos de vida activos o incluso trabajan. El proceso de envejecimiento ha sido descrito como «inflammageing» o envejecimiento inflamatorio y define los efectos de una vida de constante sobrecarga antigénica y de la consiguiente producción de mediadores inflamatorios que podrían desencadenar una enfermedad inflamatoria más adelante en la vida. Los factores alimentarios, incluida una dieta rica en polifenoles procedentes de frutas, verduras e hierbas, así como en ácidos grasos omega 3 y algunas vitaminas como la vitamina E y la C, parecen tener efectos beneficiosos en la reducción de la inflamación general por envejecimiento.
En los perros y gatos sénior también se observa inmunosenescencia, dado que la capacidad inmunitaria de los animales mayores es inferior a la de los animales más jóvenes. Un estudio halló que la complementación con betacaroteno restablecía notablemente la respuesta inmunitaria de los perros mayores en comparación con el grupo de control de la misma edad y sus homólogos más jóvenes. Otro estudio averiguó que la complementación con vitamina E adicional ayuda a potenciar el sistema inmunitario de los gatos mayores a un nivel similar al observado en gatos más jóvenes.
El deterioro cognitivo de las mascotas es una creciente preocupación debido a la prolongación de la esperanza de vida. El envejecimiento, por lo general, implica una mayor presencia de daño oxidativo y una modificación o reducción de la capacidad antioxidante. El daño oxidativo al cerebro es especialmente preocupante dada su elevada tasa metabólica, su elevado contenido lipídico y su escasa capacidad regenerativa. Muchos creen que este daño cerebral está relacionado con un deterioro cognitivo. Algunos estudios indican que una intervención únicamente con antioxidantes o en combinación con enriquecimiento ambiental ayuda a contrarrestar cierto deterioro cognitivo.
Se ha observado una regulación al alza de las enzimas antioxidantes endógenas en estudios con perros ejercitados. No obstante, esto no significa que estos animales necesiten un menor apoyo alimentario, ya que la regulación al alza de los sistemas dependientes de nutrientes requiere una dieta que contenga los nutrientes antioxidantes adecuados. Si bien se ha observado que los perros regulan al alza sus sistemas antioxidantes si se ven sometidos a mayores exigencias metabólicas, como realizar ejercicio o una enfermedad, hay datos que sugieren que esto no siempre es suficiente para superar por completo la dificultad, por lo que resultaría necesaria una complementación alimentaria con antioxidantes. Los resultados de un estudio que examinó los efectos de la complementación alimentaria con las vitaminas antioxidantes A, E y C y polifenoles de té verde mostraban una mayor tolerancia al ejercicio en perros.
De acuerdo con la Pet Food Manufacturers Association (Asociación de Fabricantes de Comida para Mascotas) de Reino Unido (2017), un 52 % de los perros y un 47 % de los gatos padecen sobrepeso. Esto indica una necesidad de dietas específicas y efectivas para mantener el peso. Sin embargo, los dueños de los perros con frecuencia no están dispuestos a aceptar que sus mascotas tienen un exceso de peso, por lo que necesitan tener un motivo para comprar productos para la gestión de peso. Se ha observado que los perros obesos tienen una ratio más elevada de ácidos grasos omega 6 respecto a los omega 3, una proporción inferior de omega 3 y un índice inferior de omega 3 en comparación con perros delgados. Como consecuencia, los perros obesos se caracterizan por un perfil de ácidos grasos en suero más proclive a la inflamación y con un mayor estrés oxidativo. Esto podría sugerir que sería apropiado suministrarles una dieta rica en antioxidantes y un cambio en el aporte alimentario de omega 3.
Hay algunos datos disponibles que sugieren que la complementación con antioxidantes podría ser beneficiosa para apoyar el bienestar general en relación con ciertas dolencias cardiacas, de la piel, las articulaciones y el sistema renal. No obstante, hay que recordar que cuando se hacen alegaciones respecto a nutrientes, nunca se debe hacer una inferencia sobre el tratamiento, la prevención o la cura.
Cuando se desarrollan dietas funcionales no solo es importante utilizar los ingredientes o nutrientes correctos para garantizar la funcionalidad de la dieta, sino que el dueño de la mascota también tiene que estar convencido de los beneficios de la nutrición aportada. El estudio de consumo entre propietarios de mascotas de EE. UU. realizado por DSM en 2015 muestra que estos establecen una asociación entre los ingredientes sanos para los humanos y el potencial beneficio para sus mascotas (tabla 1). Comparar el nivel de aceptación de la declaración sobre antioxidantes con el de las declaraciones sobre ingredientes saludables para el futuro es un primer paso para entender su atractivo entre los propietarios de mascotas.
Existen datos convincentes, científicos y de consumidores, que apoyan la adición de antioxidantes alimentarios beneficiosos a productos de alimentación animal. Esto brinda a los productores de alimentos una buena oportunidad para diferenciar y desarrollar productos alimenticios funcionales que sean atractivos para los dueños de mascotas que quieran proporcionar la mejor nutrición posible a sus animales de compañía.
Referencias disponibles a petición.
28 August 2019
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