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Al igual que los deportistas humanos, los deportistas caninos necesitan una nutrición especial junto con un entrenamiento adecuado para rendir al máximo. Cuando se piensa en un perro activo es fácil pensar en los extremos, en el galgo o el husky que hace carreras de resistencia, razas que han generado mucha información sobre las necesidades nutritivas caninas para la actividad. En la práctica, esto presenta dificultades para el diseño alimentario y la necesidad de una interpretación adecuada, puesto que el abanico de actividades en las que participan los perros es variada, por ejemplo, perros que retiran presas del campo de caza, perros pastores de granjas, perros militares, perros de rescate y de búsqueda en montaña y aquellos que participan en competiciones, como las de agilidad.
Las cualidades físicas asociadas al bienestar de nuestros peludos acompañantes, como un buen nivel de energía, un fuerte sistema inmunitario, músculos fuertes, un estado físico apropiado, articulaciones flexibles, agudeza visual y una mente alerta, se acentúan en un perro activo. Además, los datos de la encuesta de DSM a los dueños de mascotas indican que estos asocian el llevar una vida activa con una buena salud y que la comida y los snacks para mascotas destinados a fomentar un estilo de vida activo presentan un gran atractivo.
Los requisitos energéticos son lo primero que viene a la mente en el diseño de alimentos para perros activos. No obstante, también es importante tener en cuenta el papel específico que tiene cada nutriente para el perro activo, incluyendo el agua y algunos productos «nutricéuticos», así como las circunstancias en las que podría ser apropiado un cambio en la aportación por encima de los niveles de mantenimiento o complementación. No todos los nutrientes cambian de forma proporcional al consumo de energía en sí. Mantener una alimentación apropiadamente equilibrada de todos los nutrientes es vital para el éxito (FEDIAF, 2018).
Las vitaminas están involucradas en todas las reacciones metabólicas del cuerpo. Conseguir una nutrición vitamínica óptima (Optimum Vitamin Nutrition, OVN®) ayuda a asegurar que la alimentación de un perro le aporte cantidades adecuadas de todas las vitaminas esenciales necesarias para una vida activa. Las vitaminas B, por ejemplo, desempeñan un papel vital en un metabolismo energético normal. La vitamina A se requiere para una vista fuerte y es esencial para un perro activo. Optimizar el contenido de biotina alimentaria con cantidades apropiadas de zinc y ácidos grasos esenciales alimentarios ayudará a asegurar que los perros tengan una piel, unas garras y un pelaje de buena calidad.
Durante el ejercicio puede aumentar la producción de especies de oxígeno reactivo y otros radicales libres. De hacerlo por encima de la capacidad del sistema antioxidante del perro, se generaría un estado de estrés oxidativo (Hinchcliff et ál., 1998). Se ha observado que los perros de trineo con niveles más elevados de vitamina E en plasma tienen una mayor probabilidad de finalizar una carrera (Hinchcliff, et ál., 2000). Además se ha demostrado que el funcionamiento del sistema inmunitario se ve alterado con el ejercicio. Se ha demostrado que suministrar a los perros que hacen un ejercicio intenso con trineos 21,7 mg de betacaroteno, 18,4 mg de luteína (ambos carotenoides con propiedades antioxidantes) y 400 UI de vitamina E normaliza la respuesta de su sistema inmunitario (Chew, 2000).
La vitamina C ha sido objeto de mucho debate y una complementación excesiva es cuestionable. Sin embargo, como parte de un paquete antioxidante, y dada su labor en el reciclaje de la vitamina E, un cierto grado de complementación podría ser razonable. Este paquete antioxidante incluiría también vitamina E, especialmente en dietas altas en grasas, para proporcionar al menos 200-400 mg diarios a perros de tamaño medio, junto con betacaroteno complementario. Se sugiere betacaroteno con una proporción de incorporación que aporte 30 mg/kg de materia seca alimentaria (4000 kcal) en el momento del consumo.
La carnitina desempeña un importante papel en la betaoxidación de ácidos grasos y el metabolismo energético de las células musculares y cardiacas. Aunque el cuerpo la produce, la carnitina alimentaria adicional puede tener un efecto de apoyo en la nutrición de los perros activos (Grandjean D., et ál. 1993, 1977). La carnitina junto con la taurina tienen relevancia como antioxidantes y como apoyo al sistema cardiovascular (Siktar et ál., 2001; Roudeboush y Keen, 2010; Jong et ál., 2013, Ra et ál., 2016).
El uso de grasa para aportar energía siempre domina en la musculatura canina, salvo en los primeros segundos de un sprint, si bien la glucosa claramente también desempeña un papel relevante cuando casi se alcanza un máximo consumo de oxígeno. Las reservas de grasa son mayores que las de glucógeno y ayudan a mantener la resistencia del perro. Una pauta apropiada es aportar entre un 13-15 % de calorías procedentes de grasa en dietas de mantenimiento y aumentar la cantidad hasta un 50 % o más a medida que se extiende la duración de la actividad para obtener resistencia. Entrenar a un perro mediante una actividad de resistencia con una dieta que contenga proporcionalmente más calorías procedentes de grasas incrementa el número de mitocondrias y la masa mitocondrial, aumenta el VO2 máx. —la máxima cantidad de oxígeno que un individuo puede utilizar mientras hace ejercicio intenso o extremo— y aumenta la resistencia mejorando el metabolismo anaeróbico (Reynolds 1996). Como consecuencia, el perro correrá más lejos y durante más tiempo.
En términos del perfil de ácidos grasos, las dietas ricas en ácidos grasos poliinsaturados alimentarios pueden afectar beneficiosamente la habilidad olfativa de perros activos entrenados (Altom et ál. 2003, Angle et ál. 2014). Los ácidos grasos omega 3 de cadena larga contribuyen a la reducción de respuestas inflamatorias. Además de su papel en la gestión de la inflamación, el ácido graso omega 3 DHA influye en el funcionamiento y la estructura de la retina del ojo, así como del sistema neural y cerebral.
Un aporte de proteína adecuado es importante para ayudar a mantener la masa y la integridad muscular, así como la albúmina en sangre, el hematocrito y el sistema inmunitario. Al contrario de la opinión popular, es mucho menos importante como fuente de energía. Para los perros de sprint se ha propuesto una cantidad ideal de energía alimentaria procedente de proteína que gira en torno al 24 % y hay datos sólidos que indican que un exceso de ingesta de proteína puede reducir el rendimiento en sprint (Hill et ál. 2001). Para perros de resistencia, sin embargo, más del 30 % de la energía alimentaria debería provenir de proteína de alta calidad. Los estudios indican que las proteínas de origen vegetal no apoyan a los deportistas caninos de forma tan efectiva como las fuentes animales (Wakshlag et ál. 2003, Middlebos et ál. 2009). No obstante, estos resultados se pueden deber por completo a un perfil de aminoácidos inapropiado más que a la fuente proteínica en sí (Fiacco et ál., 2017).
La inclusión de carbohidratos (CHO) en la dieta requiere una cuidadosa consideración. Un exceso de fibra alimentaria diluye el contenido energético, añade peso al tracto gastrointestinal e influye en la masa fecal y la frecuencia de defecación, factores todos que pueden afectar negativamente a la actividad y reducir la velocidad competitiva. Sin embargo, se ha descrito que algunos carbohidratos funcionales, como los FOS de cadena corta (fructooligosacáridos), los XOS (xilooligosacáridos) o los MOS (mananooligosacáridos) ayudan a mantener un equilibrio de la flora intestinal y un sistema inmunitario sanos (Swanson et ál. 2002). No obstante, cierto grado de retención de líquidos mediante fibra alimentaria podría ayudar a mantener el equilibrio osmótico del perro.
No obstante, las fuentes fácilmente disponibles de almidón y azúcares suponen una buena fuente de energía para el atleta de sprint, ya que aportan entre un 35-50 % de las necesidades energéticas. En cambio para la resistencia se recomienda reducir esta aportación a ~10 %. Podría servir de más ayuda que esta pequeña contribución proporcionara también CHO fermentables para ayudar a promover el funcionamiento intestinal y reducir la incidencia de diarrea relacionada con el estrés.
La demanda energética del perro activo está directamente relacionada con el terreno y la distancia recorrida horizontal y verticalmente (NRC, 2006). La tabla 1 proporciona una orientación sobre los requisitos energéticos diarios (DER, por sus siglas en inglés) de los perros según los diferentes niveles de actividad. Los requisitos energéticos individuales de cada perro varían, no obstante, por lo que se los debe alimentar como corresponda para mantener el nivel de rendimiento necesario y el grado de condición física ideal.
El clima tiene un efecto menor en las necesidades energéticas, pero merece la pena señalar que un clima caluroso puede afectar tanto al consumo energético del perro como un clima frío. Cada grado de temperatura por encima o por debajo de la zona termoneutral del perro supone 3-5 kcal.kg de peso corporal-0,75.°C-1 adicionales. Para la mayoría de los perros esta temperatura está entre los 20-30 °C (NRC, 2006), si bien para los huskies se estima que su temperatura crítica mínima es 0 °C o menos. Otros factores como el efecto del frío y el viento, el estado y la densidad del pelaje, así como la inmersión en agua, también influyen en la respuesta del perro a la temperatura medioambiental.
La intensidad o la velocidad de la actividad del perro determina de dónde procede la energía que requiere. Aunque los perros activos necesitan consumir fuentes de energía cada día, no utilizan directamente la energía de los alimentos que comen ese día para impulsar el rendimiento, sino reservas internas, como grasa almacenada y glucógeno hepático y muscular. Por eso, alimentar a un perro activo es una cuestión de desarrollar esas reservas de forma efectiva mediante una alimentación apropiada a lo largo del tiempo y de adaptar la bioquímica del perro, mediante entrenamiento, para aprovechar eficientemente la energía almacenada.
Los horarios de alimentación afectan a cómo aprovechan los perros las fuentes de energía alimentaria. Algunos estudios indican que la restricción de alimento antes y durante una competición mejora el rendimiento y que el reabastecimiento de carbohidratos inmediatamente después de la actividad puede ayudar a restablecer el glucógeno muscular en pruebas de velocidad (Wakshlag, 2013). Para perros que hacen carreras duras de entre 5 minutos y 4 horas repetidamente en días sucesivos, se podrían obtener beneficios para cada prueba de rendimiento posterior si se les alimentara con 1,5 g de maltodextrina o un carbohidrato similar por kilo de peso corporal en los 30 minutos siguientes a haber completado el ejercicio. Esto ayudaría a reponer el glucógeno muscular; una estrategia similar debería aplicarse antes de la comida normal (Reynolds et ál., 1997, Wakshlag et ál., 2002, Clero, et ál., 2015). En términos prácticos para el fabricante de comida para mascotas, desarrollar un programa de alimentación especialmente diseñado para los alimentos o snacks que se administran antes o después de una competición podría aportar a los fabricantes otra herramienta para diferenciar su producto.
Cuando se trata de deportistas caninos mayores son válidas las mismas reglas de alimentación, dependiendo de la naturaleza de la prueba. No obstante, podría ser útil aportar a las articulaciones un refuerzo adicional procedente de ácidos grasos omega 3, como los DHA (230-370 mg/kg PC0,75 EPA y DHA) (Bauer, 2011), y otros agentes condroprotectores, como la glucosamina y condroitina. Además es importante mantener la agilidad mental de los perros trabajadores. DHAgold, un alga —planta rica por naturaleza en DHA—, parece proporcionar beneficios significativos en el procesamiento visual y el aprendizaje en perros sénior (Hadley et ál., 2017).
Una ingestión correcta de proteínas y aminoácidos es fundamental para mantener la masa muscular de los perros mayores. Como el recambio proteínico es casi el doble en los perros mayores que en los jóvenes, y asumiendo que estos deportistas mayores no tienen sobrepeso, en los perros de trabajo sénior serían deseables proporciones elevadas de EM (energía metabolizable) procedente de grasa y proteína. Los perros mayores activos también podrían beneficiarse de una mayor ingesta de antioxidantes alimentarios, como el betacaroteno, para compensar el deterioro de la actividad inmunitaria relacionado con la edad (Massimino et ál., 2003).
El agua es un nutriente que se olvida con frecuencia, pero es vital para optimizar el rendimiento del perro. La necesidad de agua aumenta en proporción directa con la necesidad de energía y, en climas calientes, puede incluso doblarla. Un mayor aporte de proteína aumenta aún más la necesidad de agua respecto a la excreción de urea. Al perro debería aportársele agua inmediatamente después de la prueba, mientras que los electrolitos están contraindicados en ese momento. Estos no se pierden mediante el sudor, puesto que los perros predominantemente jadean. Los estudios hasta ahora indican que no tienen ningún beneficio para la recuperación o el rendimiento posterior y que podrían aumentar la incidencia de diarrea (Mazin et ál. 2001, Young et ál. 1960).
La encuesta europea sobre comida para perros realizada por DSM en 2013 halló que, tomando como base los conceptos de alimentos para animales de una marca líder de comida para perros (concepto base), los conceptos que promueven la actividad o fomentan la movilidad, un aspecto de una vida activa, son muy atractivos para los propietarios de mascotas (tabla 2) y se valoran igual o mejor que la marca base. Una encuesta posterior en 2017 demostró que los dueños de mascotas vinculan el nivel de actividad de la mascota con su felicidad (tabla 3). Si bien existen algunas diferencias entre países, los nutrientes claves se reconocen y vinculan a aspectos de la fisiología o la salud del perro necesarios para la actividad. Los propietarios de mascotas también reconocen que la gestión del peso es una buena manera de apoyar el nivel de actividad del perro. Por lo tanto, para los dueños de mascotas podría resultar muy atractivo combinar la actividad con dietas de gestión de peso.
Los dueños de mascotas vinculan la actividad con bienestar y felicidad. Los productos que se posicionan para fomentar la actividad o una vida activa con nutrientes reconocidos aportan a los fabricantes de comida para animales un mensaje comercial adicional que aplicar a los alimentos o snacks novedosos para atraer a los propietarios de mascotas más «activos» o más pendientes de la salud. Las dietas para perros activos no están destinadas solo a perros de rendimiento extremo.
Lista de referencias disponible a petición.
28 August 2019
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